El Señor Jesús durante su ministerio realizo muchas sanidades, este fue uno de sus atributos principales, no solo vino a sanarnos espiritualmente del pecado, sino también se se intereso en la sanidad física del hombre.
Por esta razón, este articulo contiene Versículos sobre sanidad Divina en la Biblia realizadas por Jesús. Versión RVA-2015.
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Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo (Mt 4:23).
Y he aquí vino un leproso y se postró ante él diciendo: ¡Señor, si quieres, puedes limpiarme! Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: Quiero. ¡Sé limpio! Y al instante quedó limpio de la lepra (Mt 8:2-3).
Al atardecer, trajeron a él muchos endemoniados. Con su palabra echó fuera a los espíritus y sanó a todos los enfermos, de modo que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías, quien dijo: Él mismo tomó nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades (Mt 8:16-17)
Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia (Mt 9:35).
Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Él la extendió, y su mano fue restaurada sana como la otra (Mt 12:13).
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Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de manera que el mudo hablaba y veía (Mt 12:22).
Y cuando los hombres de aquel lugar lo reconocieron, mandaron a decirlo por toda aquella región, y trajeron a él todos los que estaban enfermos. Y le rogaban que solo pudieran tocar el borde de su manto, y todos los que lo tocaron quedaron sanos (Mt 14:35-36).
Entonces se acercaron a él grandes multitudes que tenían consigo cojos, ciegos, mancos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a los pies de Jesús, y él los sanó (Mt 15:30).
Jesús le reprendió, y el demonio salió de él; y el niño fue sanado desde aquella hora (Mt 17:18).
Grandes multitudes lo siguieron, y las sanó allí (Mt 19:2).
Entonces ciegos y cojos vinieron a él en el templo, y él los sanó (Mt 21:14).
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La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y de inmediato le hablaron de ella. Él se acercó a ella, la tomó de la mano y la levantó. Y le dejó la fiebre, y ella comenzó a servirles (Mr 1:30-31).
Y Jesús le respondió diciendo: ¿Qué quieres que te haga? El ciego le dijo: Rabí, que yo recobre la vista. Jesús le dijo: Vete. Tu fe te ha salvado. Al instante recobró la vista y seguía a Jesús en el camino (Mr 10:51-52).
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En aquella hora Jesús sanó a muchos de enfermedades, de plagas y de espíritus malos; y a muchos ciegos les dio la vista (Lc 7:21).
Y he aquí una mujer que tenía espíritu de enfermedad desde hacía dieciocho años andaba encorvada y de ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Puso las manos sobre ella, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios (Lc 13:11-13).
Cuando entró en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres leprosos los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, les dijo: Vayan, muéstrense a los sacerdotes. Aconteció que, mientras iban, fueron limpiados (Lc 17:12-14).
Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Entonces respondiendo Jesús, dijo: ¡Basta de esto! Y tocando su oreja, lo sanó (Lc 22:49-51).
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El oficial del rey le dijo: Señor, desciende antes que muera mi hijo. Jesús le dijo: Ve, tu hijo vive. El hombre creyó la palabra que Jesús le dijo y se puso en camino. Mientras todavía descendía, sus siervos salieron a recibirlo diciendo que su hijo vivía (Jn 4:49-51).
Jesús le dijo: Levántate, toma tu cama y anda. Y en seguida el hombre fue sanado, tomó su cama y anduvo. Y aquel día era sábado (Jn 5:8-9).
Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y con el lodo untó los ojos del ciego. Y le dijo: Ve, lávate en el estanque de Siloé (que significa enviado). Por tanto fue, se lavó y regresó viendo (Jn 9:6-7).