Los Salmos de búsqueda divina son un tesoro espiritual en la Biblia, donde los creyentes encuentran consuelo y orientación al buscar a Dios. Estos versículos transmiten el anhelo del corazón humano por la presencia divina, ofreciendo inspiración y dirección en el viaje de la fe.
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Mi corazón ha dicho: “Busquen su rostro”. ¡Tu rostro buscaré, oh SEÑOR!
¡Oh Dios, tú eres mi Dios! Con diligencia te he buscado; mi alma tiene sed de ti. Mi cuerpo te anhela en tierra árida y sedienta, carente de agua.
Busquen al SEÑOR y su poder; busquen continuamente su rostro.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios y con todo el corazón le buscan.
Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
Andaré en libertad, porque he buscado tus mandamientos.
Tuyo soy; sálvame porque he buscado tus ordenanzas.
Lejos está de los impíos la salvación porque no buscan tus leyes.
Cercano está el SEÑOR a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de verdad.
En ti confiarán los que conocen tu nombre pues tú, oh SEÑOR, no abandonaste a los que te buscaron.
El SEÑOR miró desde los cielos sobre los hijos del hombre para ver si había algún sensato que buscara a Dios.
Los pobres comerán y serán saciados. Alabarán al SEÑOR los que le buscan. ¡Que viva su corazón para siempre!
Una cosa he pedido al SEÑOR; esta buscaré: que more yo en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del SEÑOR y para inquirir en su templo.
Yo busqué al SEÑOR, y él me oyó y de todos mis temores me libró.
Deléitate en el SEÑOR y él te concederá los anhelos de tu corazón.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan. Digan siempre los que aman
tu salvación: “¡El SEÑOR sea engrandecido!”.
Cuando en mi cama me acuerdo de ti medito en ti en las vigilias de la noche.
No sean avergonzados por mi culpa los que esperan en ti, oh SEÑOR Dios de los Ejércitos. No sean confundidos por mí los que te buscan, oh Dios de Israel.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan. Digan siempre los que aman tu salvación: “¡Dios sea engrandecido!”.
Gloríense en su santo nombre; alégrese el corazón de los que buscan al SEÑOR.
Grandes son las obras del SEÑOR, buscadas por todos los que se complacen en ellas.
¡Bendito seas tú, oh SEÑOR! Enséñame tus leyes.
He implorado tu favor de todo corazón; ten misericordia de mí según tu palabra.
He andado errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.
Extiendo mis manos hacia ti; mi alma te anhela como la tierra sedienta.
Cumplirá el deseo de los que le temen. Asimismo, oirá el clamor de ellos y los salvará.
Aparta de mí el oprobio y el desprecio porque he guardado tus testimonios.