Los versículos de sabiduría para la toma de decisiones ofrecen orientación divina en momentos cruciales. Proverbios 3:5-6 aconseja confiar en el Señor con todo el corazón y no depender de nuestro entendimiento, reconociendo que Él guiará nuestros caminos. Santiago 1:5 invita a pedir sabiduría a Dios sin dudar, asegurando que Él la dará generosamente. Estos versículos enfatizan la importancia de buscar la dirección de Dios para tomar decisiones sabias y acertadas en la vida.
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Porque el Señor da la sabiduría; su boca es fuente de conocimiento e inteligencia.
Confía en el SEÑOR con todo tu corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas.
El corazón del hombre piensa su camino, pero Jehová endereza sus pasos.
Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez.
Confirma los planes mediante el consejo y haz la guerra con estrategia.
No hay sabiduría ni entendimiento, ni consejo contra el SEÑOR.
Porque con estrategia harás la guerra, y en los muchos consejeros está la victoria.
El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que camina en sabiduría estará a salvo.
Porque la protección de la sabiduría es como la protección del dinero, pero la ventaja de conocer la sabiduría es que da vida a los que la poseen.
El que guarda el mandamiento no conocerá el mal. El corazón del sabio conoce el tiempo y el proceder.
Mejor es la sabiduría que las armas de guerra, pero un solo pecador destruye mucho bien.
Si se embota el hacha y no es afilada, hay que añadir más esfuerzo. Pero es más ventajoso aplicar la sabiduría.
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas estas palabras: “¡Este es el camino; anden por él, ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda!”.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; por tanto, sed astutos como serpientes, y sencillos como palomas.
Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los costos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?
Pero proponeos en vuestro corazón no premeditar cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré boca y sabiduría, a la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan.
No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.
No os conforméis a este mundo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza humana.
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Así que, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.»
Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.
Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.
Mas él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Asimismo, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.
Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
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