Los versículos sobre el propósito de Dios en nuestras vidas nos revelan que Él tiene planes y designios específicos para cada uno de nosotros. Jeremías 29:11 nos asegura que Dios tiene planes de bienestar y esperanza para nosotros, no de mal. Efesios 2:10 afirma que fuimos creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Él preparó de antemano para nosotros. Estos versículos nos inspiran a buscar y cumplir el propósito divino en nuestras vidas.
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Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, planes de bienestar y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza.
Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados según su propósito.
En él también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el propósito del que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad.
Muchos son los planes en el corazón del hombre, mas el consejo del Señor permanecerá.
El corazón del hombre traza su rumbo, pero el Señor dirige sus pasos.
El Señor cumplirá su propósito en mí; tu gran amor, Señor, perdura para siempre; no abandones la obra de tus manos.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles que guarden todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo ha sido creado por medio de él y para él.
Él nos ha salvado y nos ha llamado a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo.
Porque la Escritura dice al faraón: Para esto mismo te he levantado: para mostrar mi poder en ti, y para que mi nombre sea proclamado en toda la tierra.
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Antes de formarte en el vientre te conocí, y antes de que nacieras te consagré, te puse por profeta a las naciones.
Para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas.
La voluntad de Dios es que sean santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual; que cada uno de ustedes aprenda a controlar su propio cuerpo en santidad y honor, no dominado por la pasión de la concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que en este asunto nadie perjudique ni defraude a su hermano, porque el Señor castiga todas estas cosas, como ya les hemos dicho y advertido. Pues Dios no nos ha llamado a la impureza, sino a la santidad.
No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os puse para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dé.
Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
Jesús se acercó a ellos y les dijo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
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excelente informacion para el tema q voy a desrrollar.