La palabra de Dios es muy importante para dar sabiduría a los Jóvenes, por lo tanto este articulo contiene 33 Citas Bíblicas para Jóvenes. Versión RVA 2015.
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¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra (Sal 119:9).
Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica (1 Co 10:23).
Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza (1 Ti 4:12).
Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor (2 Ti 2:22).
Porque escrito está: Sean santos porque yo soy santo (1 Pe 1:16).
Y ahora, oh SEÑOR, Dios mío, tú has constituido a tu siervo rey en lugar de mi padre David, a pesar de que yo soy muy joven y no sé cómo salir ni entrar. Tu siervo está en medio de tu pueblo al cual escogiste; un pueblo tan numeroso que por su multitud no se puede contar ni se puede numerar. Da, pues, a tu siervo un corazón que sepa escuchar, para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo. Porque, ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande? (1 Re 3:7-9).
Alégrate, joven, en tu adolescencia, y tenga placer tu corazón en los días de tu juventud. Anda según los caminos de tu corazón y según la vista de tus ojos, pero ten presente que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio (Ec 11:9).
Pero el SEÑOR me dijo: No digas: “Soy un muchacho”; porque a todos a quienes yo te envíe tú irás, y todo lo que te mande dirás. No tengas temor de ellos, porque yo estaré contigo para librarte, dice el SEÑOR (Jr 1:7-8).
Bueno le es al hombre llevar el yugo en su juventud (Lm 3:27).
Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el inmoral sexual peca contra su propio cuerpo (1 Co 6:18).
Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes, mostrándote en todo como ejemplo de buenas obras. Demuestra en tu enseñanza integridad, seriedad y palabra sana e irreprensible para que el que se nos oponga se avergüence no teniendo nada malo que decir de ninguno de nosotros (Tit 2:6-8).
La gloria de los jóvenes es su fuerza; y el esplendor de los ancianos, sus canas (Pr 20:29).
Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se prolonguen sobre la tierra que el SEÑOR tu Dios te da (Ex 20:12).
Cada uno de ustedes respete a su madre y a su padre. Guarden mis sábados. Yo, el SEÑOR, su Dios (Lv 19:3).
¡Maldito el que trate con desprecio a su padre o a su madre!. Y todo el pueblo dirá: ¡Amén! (Dt 27:16).
Al ojo que se burla de su padre y menosprecia el obedecer a su madre, sáquenlo los cuervos de la quebrada, y tráguenlo los polluelos del águila (Pr 30:17).
Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su padre o a su madre muera irremisiblemente (Mt 15:4).
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Entonces el faraón dijo a sus servidores: ¿Podremos hallar otro hombre como este, en quien esté el espíritu de Dios? (Ge 41:38).
José tenía treinta años cuando empezó a servir al faraón, rey de Egipto. Saliendo José de la presencia del faraón, recorrió toda la tierra de Egipto (Ge 41:46).
Entonces el SEÑOR hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Después regresaba Moisés al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su ayudante, no se apartaba de la tienda (Ex 33:11)
Aconteció después de la muerte de Moisés, siervo del SEÑOR, que el SEÑOR habló a Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto. Ahora, levántate, pasa el Jordán tú con todo este pueblo a la tierra que yo doy a los hijos de Israel (Jos 1:1-2).
Nunca se aparte de tu boca este libro de la Ley; más bien, medita en él de día y de noche, para que guardes y cumplas todo lo que está escrito en él. Así tendrás éxito y todo te saldrá bien. ¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el SEÑOR tu Dios estará contigo dondequiera que vayas (Jos 1:8-9).
Y el joven Samuel iba creciendo, y era acepto delante de Dios y delante de los hombres (1 Sa 2:26).
El joven Samuel servía al SEÑOR delante de Elí. La palabra del SEÑOR escaseaba en aquellos días, y no había visiones con frecuencia (1 Sa 3:1).
Saúl dijo a David: Tú no podrás ir contra ese filisteo para luchar contra él; porque tú eres un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud (1 Sa 17:33).
Añadió David: El SEÑOR, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y El SEÑOR esté contigo (1 Sa 17:37).
Joás tenía siete años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba. Joás hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, todo el tiempo del sacerdote Joyada (2 Cr 24:1-2).
Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén. Él hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de fundición (2 Cr 34:1-3).
Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que en los asuntos de mi Padre me es necesario estar? (Lc 2:49).
Traigo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy convencido de que también en ti (2 Ti 1:5).
Y que desde tu niñez has conocido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por medio de la fe que es en Cristo Jesús (2 Ti 3:15).
Entonces ella le respondió: Padre mío, puesto que has abierto tu boca ante el SEÑOR, haz conmigo de acuerdo con lo que salió de tu boca, ya que el SEÑOR ha hecho venganza contra tus enemigos, los hijos de Amón (Jue 11:36).
Pero Rut respondió:No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios (Rut 1:16).
Ve, reúne a todos los judíos que se hallan en Susa y ayunen por mí. No coman ni beban en tres días ni de noche ni de día. Yo también ayunaré con mis damas e iré así al rey, aunque no sea conforme a la ley; y si perezco, que perezca (Ester 4:16).
Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María madre de Jacobo y Salomé compraron especias aromáticas para ir a ungirle (Mr 16:1).
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de ella (Lc 1:38).
Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra (Lc 10:39).
Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección en el día final (Jn 11:24).
Este tenía cuatro hijas solteras que profetizaban (Hch 21:9).
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