Sumérgete en una poderosa recopilación de versículos bíblicos sobre la cautividad o esclavitud del pecado en este revelador post. Exploraremos las Escrituras para comprender la profundidad del problema del pecado en nuestras vidas y cómo nos atrapa en un ciclo de cautividad espiritual.
A través de estos versículos, descubrirás la verdad liberadora del poder de Cristo para liberarnos de la esclavitud del pecado y ofrecernos una vida de redención y libertad. Prepárate para ser desafiado, inspirado y fortalecido en tu caminar espiritual mientras exploramos la maravillosa promesa de liberación que se encuentra en la Palabra de Dios.
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Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros.
Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo en mis miembros una ley diferente que combate contra la ley de mi mente y me encadena con la ley del pecado que está en mis miembros.
Porque en otro tiempo nosotros también éramos insensatos, desobedientes, extraviados. Estábamos esclavizados por diversas pasiones y placeres, viviendo en malicia y en envidia. Éramos aborrecibles, odiándonos unos a otros.
Más bien, acuérdate de que fuiste esclavo en Egipto y que de allí te rescató el SEÑOR tu Dios. Por eso yo te mando que hagas esto.
Porque ellos son mis siervos, a quienes yo saqué de la tierra de Egipto. No serán vendidos como esclavos.
Yo soy el SEÑOR tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud:
¿No saben que cuando se ofrecen a alguien para obedecerlo como esclavos son esclavos del que obedecen; ya sea del pecado para muerte o de la obediencia para justicia?
Porque cuando eran esclavos del pecado estaban libres en cuanto a la justicia.
Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de Dios, tienen como su recompensa la santificación y, al fin, la vida eterna.
He aquí que hoy nosotros somos esclavos. En cuanto a la tierra que diste a nuestros padres para que comieran de su fruto y de su bien, he aquí que en ella somos esclavos.
Por tanto, di a los hijos de Israel: “Yo soy el SEÑOR. Yo los libraré de las cargas de Egipto y los libertaré de su esclavitud. Los redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros.
Moisés dijo al pueblo: Conmemoren este día en el cual han salido de Egipto, de la casa de esclavitud; porque el SEÑOR los ha sacado de aquí con mano poderosa. Por eso no comerán nada que tenga levadura.
Jesús les respondió: De cierto, de cierto les digo que todo aquel que practica el pecado es esclavo del pecado.
De igual modo nosotros también, cuando éramos niños, éramos esclavos sujetos a los principios elementales del mundo. Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiera a los que estaban bajo la ley a fin de que recibiéramos la adopción de hijos.
Y conocemos esto: que la ley no ha sido puesta para el justo sino para los rebeldes e insubordinados, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos, para los perjuros, y para cuanto haya contrario a la sana doctrina.
El Espíritu del SEÑOR Diosb está sobre mí, porque me ha ungido el SEÑOR. Me ha enviado para anunciar buenas nuevas a los pobres, para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel,
Pero gracias a Dios porque, aunque eran esclavos del pecado, han obedecido de corazón a aquella forma de enseñanza a la cual se han entregado
Estén, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no se pongan otra vez bajo el yugo de la esclavitud.
Pues no recibieron el espíritu de esclavitud para estar otra vez bajo el temor sino que recibieron el espíritu de adopción como hijos, en el cual clamamos: “¡Abba, Padre!”.
Es el Dios que hace habitar en familia a los solitarios y saca a los cautivos a prosperidad; pero los rebeldes habitan en sequedales.
Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido a la sujeción del pecado.
Los sacó de las tinieblas, de la densa oscuridad, y rompió sus cadenas.
Porque cuando eran esclavos del pecado estaban libres en cuanto a la justicia. ¿Qué recompensa, pues, tenían entonces por aquellas cosas de las cuales ahora se avergüenzan? Porque el fin de ellas es muerte.
Con respecto a su antigua manera de vivir, despójense del viejo hombre que está viciado por los deseos engañosos;
Y se escapen de la trampa del diablo, quien los tiene cautivos a su voluntad.
Así que, si el Hijo los hace libres, serán verdaderamente libres.
No reine, pues, el pecado en su cuerpo mortal de modo que obedezcan a sus malos deseos.