La disciplina es fundamental para el desarrollo personal y la adquisición de conocimiento. Aprender de nuestros errores y aceptar la corrección nos ayuda a crecer y a mejorar en diferentes aspectos de la vida. Este articulo contiene versículos que hablan sobre tener disciplina.
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El que ama la instrucción ama la sabiduría; Mas el que aborrece la reprensión es ignorante.
Pobreza y vergüenza tendrá el que desprecia la disciplina, pero el que acepta la reprensión logrará honra.
Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.
Aplica tu corazón a la enseñanza, Y tus oídos a las palabras de sabiduría.
El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría; Y a la honra precede la humildad.
Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca.
Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
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Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.
Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.
Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados.
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la obediencia para justicia?
Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.
Derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.
Así que, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia.
Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.
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