Alimenta tu crecimiento espiritual con poderosos versículos bíblicos que fortalecerán tu fe y te guiarán en tu camino. Descubre palabras de sabiduría y consuelo que te inspirarán a desarrollar una relación más profunda con Dios.
Encuentra versículos que te animarán a confiar en Su plan, a buscar Su voluntad y a caminar en Su luz. Estos versículos bíblicos te invitan a cultivar la humildad, el amor, la paciencia y la gratitud en tu vida diaria. Despierta tu espíritu y nutre tu alma con estas poderosas palabras de la Biblia que te conducirán hacia un crecimiento espiritual significativo.
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Sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo.
No se conformen a este mundo; más bien, transfórmense por la renovación de su entendimiento de modo que comprueben cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.
Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
No se mientan los unos a los otros; porque se han despojado del viejo hombre con sus prácticas y se han vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó.
Debiendo ser ya maestros por el tiempo transcurrido, de nuevo tienen necesidad de que alguien los instruya desde los primeros rudimentos de las palabras de Dios. Han llegado a tener necesidad de leche y no de alimento sólido. Pues todo el que se alimenta de leche no es capaz de entender la palabra de la justicia, porque aún es niño.
Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en el camino de los pecadores ni se sienta en la silla de los burladores. Más bien, en la ley del SEÑOR está su delicia, y en ella medita de día y de noche. Será como un árbol plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo y su hoja no cae. Todo lo que hace prosperará.
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Y esta es mi oración: que su amor abunde aun más y más en conocimiento y en todo discernimiento para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles en el día de Cristo, llenos del fruto de justicia, fruto que viene por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente capacitado para toda buena obra.
Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Como la rama no puede llevar fruto por sí sola si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes las ramas. El que permanece en mí y yo en él, este lleva mucho fruto. Pero separados de mí nada pueden hacer.
Por tanto, dejando las doctrinas elementales de Cristo, sigamos adelante hasta la madurez sin poner de nuevo el fundamento del arrepentimiento de obras muertas, de la fe en Dios,
Para que anden como es digno del Señor a fin de agradarle en todo; de manera que produzcan fruto en toda buena obra y que crezcan en el conocimiento de Dios.
Por tanto, no desmayamos; más bien, aunque se va desgastando nuestro hombre exterior, el interior, sin embargo, se va renovando de día en día.
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Deseen como niños recién nacidos la leche de la palabra no adulterada para que por ella crezcan para salvación.
Por tanto, todos nosotros, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
A fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, les conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior para que Cristo habite en sus corazones por medio de la fe de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor, ustedes sean plenamente capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento para que así sean llenos de toda la plenitud de Dios.
El justo florecerá como la palmera; crecerá alto como el cedro en el Líbano. Plantados estarán en la casa del SEÑOR; florecerán en los atrios de nuestro Dios.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y exhortamos en el Señor Jesús que conforme aprendieron de nosotros acerca de cómo les conviene andar y agradar a Dios, tal como están andando, así sigan progresando cada vez más.
Por tanto, de la manera que han recibido a Cristo Jesús el Señor, así anden en él, firmemente arraigados y sobreedificados en él, y confirmados por la fe así como han sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Su divino poder nos ha concedido todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad por medio del conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia.
Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción; a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque cuando estas cosas están en ustedes y abundan, no los dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
Y cuando hayan padecido por un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, quien los ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo los restaurará, los afirmará, los fortalecerá y los establecerá.
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Así que, hermanos míos amados, estén firmes y constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su arduo trabajo en el Señor no es en vano.
La palabra de Cristo habite abundantemente en ustedes, enseñándose y amonestándose los unos a los otros en toda sabiduría con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando con gracia a Dios en su corazón.
Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia. Pero que la paciencia tenga su obra completa para que sean completos y cabales, no quedando atrás en nada.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que tenía delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
Desecha las fábulas profanas y de viejas, y ejercítate para la piedad. Porque el ejercicio físico para poco aprovecha; pero la piedad para todo aprovecha pues tiene promesa para la vida presente y para la venidera.
Los apóstoles dijeron al Señor: Auméntanos la fe.
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