Los versículos sobre el chisme advierten sobre el daño y la irresponsabilidad de difundir información falsa o malintencionada. Estos pasajes nos instan a hablar con sabiduría, amor y consideración hacia los demás, evitando la difamación y el conflicto.
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El que anda con chismes revela el secreto, pero el de espíritu fiel cubre el asunto.
El que anda con chismes revela el secreto; no te metas con el suelto de lengua.
El hombre perverso siembra contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos.
Sin leña se apaga el fuego, Y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
Hermanos, no hablen mal unos de otros. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la ley y la juzga. Y si juzgas a la ley, ya no eres observador de la ley, sino juez.
El que cubre la falta busca amistad; pero el que la divulga, aparta al amigo.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
No andarás como chismoso entre tu pueblo; no atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo soy Jehová.
Las palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas.
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Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran.
Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones.
Al que solapadamente difama a su prójimo, a ese yo lo silenciaré; no soportaré al de ojos altaneros y de corazón arrogante.
Se han llenado de toda injusticia, maldad, avaricia y perversidad. Están repletos de envidia, homicidios, contiendas, engaños, mala intención.
Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana.
Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio.
Hay seis cosas que el Señor odia, siete que le son detestables: los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que trama planes perversos, los pies que corren presurosos hacia el mal, el testigo falso que siembra discordia entre hermanos.
El que encubre el odio es de labios mentirosos, y el que propaga calumnias es necio.
El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad.
Las palabras del chismoso son como bocados suaves, Y penetran hasta las entrañas.
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