Este post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre el Arrepentimiento. Textos Bíblicos de versión Reina Valera Actualizada 2015. Lee También: 50 Versículos Bíblicos sobre la Salvación.
El SEÑOR advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: “Vuélvanse de sus malos caminos y guarden mis mandamientos y mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a sus padres y que les envié por medio de mis siervos los profetas (2 Re 17:13).
Si se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, si oran y buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra (2 Cr 7:14).
si ellos vuelven en sí en la tierra a donde hayan sido llevados cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de su cautividad, diciendo: ‘Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado impíamente’; si en la tierra de su cautividad, adonde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran en dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre, entonces escucha desde los cielos, el lugar de tu morada, su oración y sus plegarias, y ampara su causa. Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti (2 Cr 6:37-39).
Porque si se vuelven al SEÑOR, sus hermanos y sus hijos hallarán misericordia delante de quienes los llevaron cautivos, y volverán a esta tierra. Porque el SEÑOR su Dios es clemente y misericordioso, y si ustedes se vuelven a él, no esconderá de ustedes su rostro (2 Cr 30:9).
Acuérdate, por favor, de la palabra que mandaste a tu siervo Moisés diciendo: ‘Si son infieles, yo los esparciré entre los pueblos. Pero si se vuelven a mí, guardan mis mandamientos y los ponen por obra, aunque sus desterrados estén en el extremo de los cielos, de allí los reuniré y los traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre (Neh 1:8-9).
Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela (Sal 34:14).
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Por tu abundante compasión borra mis rebeliones (Sal 51:1).
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado. Al corazón contrito y humillado no desprecias tú, oh Dios (Sal 51:17).
El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona alcanzará misericordia (Pr 28:13).
Lávense, límpiense, quiten la maldad de sus acciones de delante de mis ojos. Dejen de hacer el mal (Is 1:16).
Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos. Vuélvase al SEÑOR, quien tendrá de él misericordia; y a nuestro Dios, quien será amplio en perdonar (Is 55:7).
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Ve y proclama estas palabras hacia el norte. Dirás: Vuelve, oh apóstata Israel, dice el SEÑOR. No haré caer mi ira sobre ustedes, porque soy misericordioso, dice el SEÑOR. No guardaré enojo para siempre (Jr 3:12).
Pero si el impío se aparta de todos sus pecados que cometió, guarda todos mis estatutos y practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá; no morirá (Ez 18:21).
Echen de ustedes todas sus transgresiones que han cometido, y adquieran un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué han de morir, oh casa de Israel? (Ez 18:31).
Tomen con ustedes estas palabras y vuelvan al SEÑOR. Díganle: “Quita toda la iniquidad y acéptanos con benevolencia; te ofrecemos el fruto de nuestros labios (Os 14:2).
Pero aun ahora, dice el SEÑOR, vuélvanse a mí con todo su corazón, con ayuno, llanto y lamento (Jl 2:12).
Pero diles que así ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos: Vuélvanse a mí, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos, y yo me volveré a ustedes’, ha dicho el SEÑOR de los Ejércitos (Zc 1:3).
En aquellos días apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: ¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado! (Mateo 3:1-2).
Produzcan, pues, frutos dignos de arrepentimiento (Mt 3:8).
Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: ¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado! (Mt 4:17).
No he venido a llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento (Lc 5:32).
Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Piensan que estos galileos, porque padecieron estas cosas, habrán sido más pecadores que todos los galileos? Les digo que no; más bien, si ustedes no se arrepienten, todos perecerán igualmente (Lc 13:2-3).
Les digo que, del mismo modo, hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente (Lc 15:10).
Pedro les dijo: Arrepiéntanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo (Hch 2:38).
Por tanto, arrepiéntanse y conviértanse para que sean borrados sus pecados; de modo que de la presencia del Señor vengan tiempos de refrigerio (Hch 3:19).
Por eso, aunque antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia, en este tiempo manda a todos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan (Hch 17:30).
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores y purifiquen su corazón, ustedes de doble ánimo. Aflíjanse, lamenten y lloren. Su risa se convierta en llanto, y su gozo en tristeza. Humíllense delante del Señor, y él los exaltará (Stg 4:8-10).
El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; más bien, es paciente para con ustedes porque no quiere que nadie se pierda sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pe 3:9).
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1:9).
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete (Ap 3:19).
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