Este post contiene Versículos de la Biblia que hablan sobre el amor al prójimo, familia y hermanos. Textos Bíblicos de Versión RVA 2015. Lee También: 21 Versículos Bíblicos sobre el Amor de Dios.
Pero muestro misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis mandamientos (Ex 20:6).
No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, el SEÑOR (Lv 19:18).
Como a un natural de ustedes considerarán al extranjero que resida entre ustedes. Lo amarás como a ti mismo, porque extranjeros fueron ustedes en la tierra de Egipto. Yo, el SEÑOR, su Dios (Lv 19:34).
Y amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas (Dt 6:5).
Ahora pues, Israel, ¿qué pide el SEÑOR tu Dios de ti? Solo que temas al SEÑOR tu Dios, que andes en todos sus caminos, que ames y sirvas al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma (Dt 10:12).
El SEÑOR tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tus descendientes, para que ames al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas (Dt 30:6).
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Por amor de tu nombre, oh SEÑOR, perdona también mi iniquidad porque es grande (Sal 25:11).
Ayúdanos, oh Dios, salvación nuestra, por causa de la gloria de tu nombre. Líbranos y expía nuestros pecados por amor de tu nombre (Sal 79:9).
Pero tú, oh SEÑOR Dios, favoréceme por amor de tu nombre; líbrame, porque buena es tu misericordia (Sal 109:21).
El SEÑOR guarda a todos los que le aman pero destruirá a todos los impíos (Sal 145:20).
Porque el SEÑOR disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere (Pr 3:12).
El odio despierta contiendas, pero el amor cubre todas las faltas (Pr 10:12).
En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para el tiempo de angustia (Pr 17:17).
Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo. Porque fuerte como la muerte es el amor; inconmovible como el Seol es la pasión. Sus brasas son brasas de fuego; es como poderosa llama (Cnt 8:6).
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Las poderosas aguas no pueden apagar el amor ni lo pueden anegar los ríos. Si el hombre diera todas las riquezas de su casa para comprar el amor, de cierto lo despreciarían (Cnt 8:7).
Oré al SEÑOR mi Dios e hice confesión diciendo: “¡Oh Señor, Dios grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia para con los que lo aman y guardan sus mandamientos! (Da 9:4).
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas (Mt 22:37-40).
Pero a ustedes, los que oyen, les digo: Amen a sus enemigos y hagan bien a los que los aborrecen (Lc 6:27).
Si me aman, guardarán mis mandamientos (Jn 14:15).
Nadie tiene mayor amor que este: que uno ponga su vida por sus amigos (Jn 15:13).
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor (Ro 13:8-10).
Más bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó, que ni han surgido en el corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman (1 Co 2:9).
Con respecto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica (1 Co 8:1).
Pero si alguien ama a Dios, tal persona es conocida por él (1 Co 8:3).
Si yo hablo en lenguas de hombres y de ángeles pero no tengo amor vengo a ser como bronce que resuena o un címbalo que retiñe (1 Co 13:1).
Si tengo profecía y entiendo todos los misterios y todo conocimiento; y si tengo toda la fe, de tal manera que traslade los montes, pero no tengo amor, nada soy (1 Co 13:2).
El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante. 5 No es indecoroso, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal (1 Co 13:4-5).
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor (1 Co 13:13).
Todas sus cosas sean hechas con amor (1 Co 16:14).
Ustedes fueron llamados a la libertad, hermanos; solamente que no usen la libertad como pretexto para la carnalidad. Más bien, sírvanse los unos a los otros por medio del amor (Ga 5:13).
Pero el fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe (Ga 5:22).
A fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, les conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior 17 para que Cristo habite en sus corazones por medio de la fe de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor (Ef 3:16-17).
Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándose los unos a los otros en amor (Ef 4:2).
Y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios (Ef 5:2).
Por tanto, cada uno de ustedes ame a su esposa como a sí mismo, y la esposa respete a su esposo (Ef 5:33).
completen mi gozo a fin de que piensen de la misma manera, teniendo el mismo amor, unánimes, pensando en una misma cosa (Filip 2:2).
Para que unidos en amor, sus corazones sean reanimados hasta lograr toda la riqueza de la plena certidumbre de entendimiento, para conocer el misterio de Dios; es decir, Cristo mismo (Col 2:2).
Pero sobre todas estas cosas, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto (Col 3:14).
Nos acordamos sin cesar, delante del Dios y Padre nuestro, de la obra de su fe, del trabajo de su amor y de la perseverancia de su esperanza en nuestro Señor Jesucristo (1 Ts 1:3).
El Señor los multiplique y los haga abundar en amor unos para con otros y para con todos, tal como nosotros para con ustedes (1 Ts 3:12).
Pero con respecto al amor fraternal, no tienen necesidad de que les escriba, porque ustedes mismos han sido enseñados de Dios que se amen los unos a los otros (1 Ts 4:9).
Pero el propósito del mandamiento es el amor que procede de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida (1 Ti 1:5).
Nadie tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo para los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en fe y en pureza (1 Ti 4:12).
Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor (1 Ti 2:22).
Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras (He 10:24).
Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo (He 12:6).
Si de veras cumplen la ley real conforme a las Escrituras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, hacen bien (Stg 2:8).
Habiendo purificado la vida de ustedes en obediencia a la verdad para un amor fraternal no fingido, ámense los unos a los otros ardientemente y de corazón puro (1 Pe 1:22).
Honren a todos; amen a los hermanos; teman a Dios; honren al rey (1 Pe 2:17).
Finalmente, sean todos de un mismo sentir: compasivos, amándose fraternalmente, misericordiosos y humildes (1 Pe 3:8).
Sobre todo, tengan entre ustedes un ferviente amor, porque el amor cubre una multitud de pecados (1 Pedro 4:8).
El que dice: “Yo lo conozco” y no guarda sus mandamientos es mentiroso y la verdad no está en él. Pero en el que guarda su palabra, en este verdaderamente el amor de Dios ha sido perfeccionado. Por esto sabemos que estamos en él (1 Jn 2:4-5).
Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros (1 Jn 3:11).
En esto hemos conocido el amor: en que él puso su vida por nosotros. También nosotros debemos poner nuestra vida por los hermanos (1 Jn 3:16).
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él? (1 Jn 3:17).
Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad (1 Jn 3:18).
Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros, como él nos ha mandado (1 Jn 3:23).
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en expiación por nuestros pecados (1 Jn 4:10).
Amados, ya que Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros (1 Jn 4:11).
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor. Y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios permanece en él (1 Jn 4:16).
En esto se ha perfeccionado el amor entre nosotros para que tengamos confianza en el día del juicio: en que como él es, así somos nosotros en este mundo. 18 En el amor no hay temor sino que el perfecto amor echa fuera el temor. Porque el temor conlleva castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor (1 Jn 4:17-18).
Nosotros amamos porque él nos amó primero (1 Jn 4:19).
Si alguien dice: “Yo amo a Dios” y odia a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto (1 Jn 4:20).
Pues este es el amor de Dios: que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son gravosos (1 Jn 5:3).
Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Sé, pues, celoso y arrepiéntete (Ap 3:19).
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