Explora reveladores versículos bíblicos que abordan el amor al dinero y la avaricia, invitándonos a reflexionar sobre nuestras prioridades y valores. Descubre las enseñanzas sagradas que nos alertan sobre los peligros de poner la riqueza material por encima de todo.
Estos versículos bíblicos nos inspiran a buscar una vida basada en principios más profundos y significativos, recordándonos que la verdadera riqueza reside en el amor, la generosidad y la relación con Dios. Sumérgete en estas poderosas palabras sagradas para encontrar sabiduría y orientación, y cultiva una actitud equilibrada hacia las posesiones materiales, priorizando lo que realmente importa en la vida.
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Porque el amor al dinero es raíz de todos los males; el cual codiciando algunos, fueron descarriados de la fe y se traspasaron a sí mismos con muchos dolores.
Pues, ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su vida?
Vendan sus bienes y den ofrendas de misericordia. Háganse bolsas que no se envejecen; un tesoro inagotable en los cielos donde no se acerca el ladrón ni la polilla destruye. Porque donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón.
Sean sus costumbres sin amor al dinero, contentos con lo que tienen ahora porque él mismo ha dicho: Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé.
Porque los que desean enriquecerse caen en tentación y trampa, y en muchas pasiones insensatas y dañinas que hunden a los hombres en ruina y perdición.
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.
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Pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas se entrometen y ahogan la palabra, y queda sin fruto.
No te afanes por hacerte rico; sé prudente y desiste. ¿Has de hacer volar tus ojos tras las riquezas, siendo estas nada? Porque ciertamente se harán alas como de águilas y volarán al cielo.
El hombre fiel tendrá muchas bendiciones, pero el que se apresura a enriquecerse no quedará impune.
Y les dijo: Miren, guárdense de toda codicia, porque la vida de uno no consiste en la abundancia de los bienes que posee.
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve que su hermano padece necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo morará el amor de Dios en él?
Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.
El que tiene ganancias injustas perturba su casa, pero el que aborrece el soborno vivirá.
El que ama el dinero no quedará satisfecho con dinero, y el que ama las riquezas no tendrá beneficio. También esto es vanidad.
No acumulen para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido corrompen, y donde los ladrones se meten y roban. Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.
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El hombre de malas intenciones se apresura a enriquecerse, y no sabe que le ha de venir escasez.
El que confía en sus riquezas caerá, pero los justos reverdecerán como follaje.
Ningún siervo puede servir a dos señores porque aborrecerá al uno y amará al otro, o se dedicará al uno y menospreciará al otro. No pueden servir a Dios y a las riquezas.
A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Y el que fue sembrado en espinos, este es el que oye la palabra, pero las preocupaciones de este mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y queda sin fruto.
Las riquezas no aprovecharán en el día de la ira, pero la justicia librará de la muerte.
No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él 16 porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del mundo. Y el mundo está pasando y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Sin embargo, grande ganancia es la piedad con contentamiento. Porque nada trajimos a este mundo, y es evidente que nada podremos sacar. Así que, teniendo el sustento y con qué cubrirnos estaremos contentos con esto.
Por tanto, no se afanen diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿Qué beberemos?’ o ‘¿Con qué nos cubriremos?’. Porque los gentiles buscan todas estas cosas, pero el Padre de ustedes que está en los cielos sabe que tienen necesidad de todas estas cosas. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
Dulce es el sueño del trabajador, haya comido poco o haya comido mucho; pero al rico no lo deja dormir la abundancia.
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