En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.
En mi angustia invoqué al Señor; clamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mi clamor llegó a sus oídos!
Pero en mi angustia, clamé al Señor; sí, oré a mi Dios para pedirle ayuda. Él me oyó desde su santuario; mi clamor llegó a sus oídos.
En mi angustia clamé al SEÑOR y pedí ayuda a mi Dios. Desde su templo, él escuchó mis lamentos, y oyó mis gritos pidiendo auxilio.
Lleno de angustia llamé a mi Dios, y él me escuchó desde su templo, ¡mi oración llegó hasta sus oídos!
El Salmo 18:6 es un versículo que habla sobre la protección y el poder de Dios. En este versículo, el salmista declara: «En mi angustia yo invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios; desde su templo oyó mi voz, y mi clamor llegó a sus oídos.«
El versículo refleja la confianza del salmista en Dios como protector y salvador. El salmista está en un momento de angustia, pero en lugar de desesperar, invoca a Dios y clama por ayuda. El hecho de que Dios escucha su voz y su clamor sugiere que Dios está presente y dispuesto a ayudarlo en momentos de necesidad.
En este versículo, el salmista está dando testimonio de su experiencia personal de cómo Dios lo ha ayudado. Dios escucha y responde a las oraciones de su pueblo es una fuente de consuelo y esperanza para aquellos que confían en él.
En resumen, el Salmo 18:6 es un versículo que habla sobre la protección y el poder de Dios. En este versículo, el salmista declara que en momentos de angustia invocó a Dios y su clamor llegó a sus oídos. El versículo nos enseña la importancia de confiar en Dios y buscar su ayuda en momentos de necesidad, y nos recuerda que Dios escucha y responde a las oraciones de su pueblo.