En esta hermosa Reflexión en la Biblia, El Señor Jesús nos da una explicación mucho más clara de lo importante que es la Palabra de Dios como alimento espiritual para nuestras vidas.
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Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.
Juan 6:35
Una de las enseñanzas más conocidas y quizá con mayor relevancia en la Biblia. Para empezar, el Apóstol narra detalladamente la forma en la que su Maestro consideraba vital la palabra de Dios como alimento espiritual. Al inicio de la historia en el Capítulo 6 del Evangelio de Juan podemos ver a una multitud desesperada buscando a Jesús, sin embargo por las razones incorrectas.
De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.
Juan 6:26
Es acá donde El Señor comienza a hacer hincapié de lo errado en la perspectiva de cierto grupo de sus seguidores, estaban tan enfocados en el “ahora” que no se habían permitido ver que aquello que Jesús les ofrecía iba mucho más allá que una simple satisfacción temporal.
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará.
Juan 6.27
Es a esta altura de la enseñanza que Jesús, después de aclararles lo anterior, decide comenzar a usar una analogía para explicarles lo vital de la palabra. Por lo tanto, lo compara con el maná que Dios le envió a sus padres en la antigüedad.
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.
Juan 6:32-33
El maná era una “cosa pequeña” como semillas de culantro (cilantro), que tenía sabor como de aceite nuevo o de hojuelas con miel (Ex 16:31; Nu 11:8).
Así como lo vemos en su simpleza, representa a la Palabra Viva o a Cristo en su humillación, tal como El Señor también se revela en los evangelios.
Siguiendo el hilo de la historia podemos ver que aun culminando la enseñanza muchos de los que estaban escuchando esta palabra se sintieron descolocados, no entendían lo que estaba diciendo con claridad, iban a necesitar mucho más que oír un discurso para poder digerir este pan espiritual, era necesaria la fe para que pudiesen llegar a acceder a esta saciedad eterna (Ro 1:17, 5:1; Ga 3:26; Ef 2:8).
Por lo tanto, Jesús como el Pan de Vida representa claramente este maná que desciende para impedir que el pueblo perezca en medio del desierto, es el alimento básico del que se nutrieron sus antepasados, pero de igual forma es la mayor expresión de vida que conoce el cristiano en nuestra actualidad.
Es en Su Palabra donde podemos encontrar ese alimento diario para nuestras almas. Pero también a su vez, es esta misma Palabra la que también posibilita nuestro crecimiento espiritual.
Cuando vemos en la Biblia que «Toda escritura está dada bajo inspiración divina» (2 Ti 3:16), entendemos que nada de lo que fue escrito puede desperdiciarse, que La Palabra de Dios es necesaria para la edificación en unidad y que solo de esta manera podemos llegar a recibir a través de ella la vida y la salvación (2 Ti 3:15; Stg 1:18; 1 Pe 1:23).
De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.
Juan 5:24
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